El baúl de los recuerdos: El Mercader de Venecia

Por el Salón de Actos de nuestra escuela han pasado muchas obras, todas ellas merecen ser recordadas y por ello estrenamos una "sección" a través de la cuál dejaremos constancia de todas ellas.

Una de las obras más recordadas de los últimos años es "El Mercader de Venecia". La obra, de William Shakespeare, fue representada por nuestros compañeros de Teatro en Canal a finales del mes de abril del 2010. Pese a ser relativamente reciente, en ella vemos a unos cuantos de nuestros compañeros que ya no están con nosotros, pero que tan buenos recuerdos nos han dejado.

Gracias a este pequeño vídeo, rescatamos la escena del juicio del Mercader de Venecia, en la que aparecen, de izquierda a derecha, agachado Shylock, el judío, que era Cylon, y en pie, el escribano y el defensor, que en realidad era Nerissa (Nu) y Porcia (Carmen) disfrazadas respectivamente. A su lado, el juez, interpretado por Berardo Castiñeira y con David, Jantxo y Dani Montejo en el papel de guardianes. A su derecha, Antonio, el acusado y mercader de Venecia (Numa) y su mejor amigo Bassanio (Gringo) que ignora la presencia de su mujer Porcia y finalmente, Graciano (Anarka), mejor amigo de Bassanio junto a los criados de este último (Menendez y Cris Morales).

Originalmente en esta escena Porcia, con su doncella Nerissa, se disfrazan de abogado y ayudante respectivamente. Ante el tribunal, Porcia ofrece la cantidad multiplicada a cambio de que no se le haga daño a Antonio, pero Shylock está empeñado en que le sea entregado una  libra de la carne de Antonio. Esta parece aceptar, pero inmediatamente, aferrándose a la letra del contrato, advierte al judío que no está autorizado a derramar ni una gota de sangre al cortar la carne.
Entonces es acusado por atentar a la vida de un ciudadano veneciano, y por lo tanto tiene que perder todos sus bienes. Con la condición que se convierta al cristianismo ha de dar la mitad de su fortuna al estado y la otra a su hija. Los supuestos abogados piden entonces, como muestra de gratitud, los anillos que en realidad habían entregado ellas mismas a sus flamantes maridos y dicen, cuando han vuelto ya de Venecia, que se los han regalado al concederles sus favores a un par de abogados.

Sin embargo, por ser la representación del viernes, Numa altera el guión y añade unas cuantas condiciones que se inventa en el momento, transformando una escena de llanto en otra hilarante. Incluso el juez, Berardo, ya que no podía contener su risa.


Asi que lo que pensábamos que iba a ser un drama con poca acogida entre el público, acabó siendo una comedia que encantó a todo el mundo allí presente o, ¿no oís las risas?

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